Las agencias de inteligencia de Estados Unidos han emitido un fuerte mensaje hacia los aliados y testaferros del régimen de Nicolás Maduro, acusándolos de enriquecerse mediante prácticas corruptas a expensas del pueblo venezolano. Este pronunciamiento se dio en el contexto de la reciente incautación de un avión vinculado a Maduro, un hecho que es solo el comienzo de una serie de operaciones diseñadas para frenar el flujo financiero que sostiene las actividades ilícitas del régimen.
En una entrevista, José Figueroa, agente especial adjunto de Homeland Security Investigations (HSI) en Miami, destacó que este decomiso es solo una parte inicial de un plan más amplio. El objetivo es llevar ante la justicia a aquellos involucrados en casos de corrupción internacional, sin importar dónde se encuentren, reafirmando el compromiso de EE.UU. de erradicar redes criminales que operan fuera de su territorio.
La Fuerza de Tarea El Dorado, un grupo especializado en el combate contra el lavado de dinero, ha jugado un papel fundamental en estas investigaciones. Entre los principales objetivos de la operación se encuentra Raúl Gorrín Belisario, uno de los fugitivos más buscados por el HSI, vinculado a esquemas de corrupción masiva en Venezuela.
La incautación de activos, como el reciente decomiso del avión, representa un paso decisivo en la estrategia estadounidense para cortar el suministro financiero que permite al régimen de Maduro continuar operando. Este tipo de medidas busca no solo detener el enriquecimiento ilícito de sus colaboradores, sino también presionar al gobierno de Venezuela para que se rinda ante las exigencias de la justicia internacional.
Este esfuerzo por Estados Unidos refuerza su postura contra los crímenes transnacionales vinculados a Maduro, mientras las investigaciones continúan en marcha, con la promesa de llevar a todos los responsables ante la justicia, independientemente de su localización o influencia.
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