Kris Kristofferson, reconocido por su habilidad como escritor y su carisma único que lo convirtió en una superestrella de la música country y un destacado actor de Hollywood, ha fallecido en su hogar en Maui, Hawái. El deceso ocurrió el sábado, confirmó Ebie McFarland, portavoz de la familia, mediante un comunicado. Tenía 88 años.
Kristofferson dejó un legado de canciones clásicas como “Sunday Mornin’ Comin’ Down”, “Help Me Make it Through the Night”, “For the Good Times” y “Me and Bobby McGee”. Aunque fue un talentoso cantante, muchas de sus canciones ganaron mayor fama a través de las interpretaciones de otros artistas, como Ray Price y Janis Joplin.
Nacido en Brownsville, Texas, Kristofferson fue una figura clave en la renovación de la música country, influyendo en el género con letras que mezclaban lo cotidiano y el romance con la contracultura, al estilo de Bob Dylan. Su imagen de cabello largo y pantalones acampanados, junto con sus colaboraciones con figuras como Willie Nelson, John Prine y Tom T. Hall, marcaron una nueva era en el country.
Su carrera no se limitó a la música; Kristofferson también tuvo una destacada trayectoria como actor en películas como “Pat Garrett and Billy the Kid” y “A Star Is Born”, por la que recibió un Globo de Oro. Además, su vida estuvo marcada por decisiones audaces, como rechazar un puesto académico en West Point para dedicarse a la música, lo que eventualmente lo llevó a trabajar como conserje en Nashville mientras buscaba hacerse un nombre en la industria.
La influencia de Kristofferson en la música y el cine es innegable. En palabras de Willie Nelson, “no hay mejor compositor vivo que Kris Kristofferson”. Su legado sobrevive no solo en su música, sino en las muchas historias de aquellos que fue inspirando a lo largo de su vida. Su partida es una pérdida para el mundo del entretenimiento, dejando tras de sí un repertorio de obras que continúan resonando con sinceridad y profundidad emocional.