Eran las 8:30 a.m. del 27 de octubre de 2014, cuando el Metro de Santo Domingo se detuvo entre las estaciones Ramón Cáceres y Mauricio Báez. Un fuego iniciado en una mochila paralizó el servicio, generando pánico entre los 450 a 500 pasajeros. Este incidente marcó la primera condena por terrorismo en la República Dominicana, dejando una profunda huella.
En el vagón afectado, un joven de 21 años, Franck Kelin Holguín Medina, destacaba entre la multitud por su atuendo y su bulto. Dentro de esa mochila llevaba gasolina y materiales explosivos que utilizó para iniciar el fuego. Los informes indican que abordó el tren en la estación Manuel de Jesús Galván, aunque algunos reportes señalan que fue en Ramón Cáceres.
Un testigo observó a Holguín Medina prendiendo fuego al bulto. Las llamas alcanzaron rápidamente a otros pasajeros, siendo Francis Alberto González Gil quien sufrió quemaduras de tercer y segundo grado en el 70% de su cuerpo. En total, 19 personas resultaron heridas, entre ellas Marilyn de León, con quemaduras en el 20% de su cuerpo.
Holguín Medina fue detenido poco después del incidente y entregado a las autoridades al día siguiente. En 2016, fue condenado a 35 años de prisión y a pagar una indemnización por daños a las víctimas y al sistema de transporte. Actualmente, cumple su condena en el Centro de Corrección de San Pedro de Macorís, donde participa en programas de reinserción laboral.
A una década del atentado, Holguín Medina, quien se muestra reservado al hablar del tema, afirma que no recuerda los detalles del ataque. Sin embargo, en sus declaraciones iniciales expresó remordimiento y asumió la responsabilidad de los hechos, tras ver la magnitud de las consecuencias en los reportes de prensa.
Hoy en prisión, Holguín Medina se dedica al arte y a labores de limpieza dentro de un programa de reinserción. Aunque sueña con la libertad, reconoce que su salida es compleja. Según él, sus días transcurren entre ejercicios, pintura y música, actividades que ha aprendido a disfrutar durante su condena.