Frank Rainieri, un empresario dominicano conocido por su visión y persistencia, transformó Punta Cana en uno de los destinos turísticos más importantes del mundo.
Hace más de 50 años, cuando aún era un joven soñador, Rainieri vio el potencial de las playas de arena blanca y cocoteros que parecían interminables. Su idea era clara: convertir esta región en un paraíso turístico que generara empleo y desarrollo en la República Dominicana.
Con apenas 24 años, Frank no tenía el dinero suficiente para comenzar. Sin embargo, su determinación lo llevó a asociarse con Ted Kheel, un abogado estadounidense que confió en su proyecto.
Juntos construyeron el primer hotel en 1978, en un lugar que en aquel entonces no contaba con carreteras, electricidad ni servicios básicos. Rainieri convenció al presidente Joaquín Balaguer de construir una carretera que conectara la zona con el resto del país. Esa decisión fue clave para que Punta Cana empezara a recibir turistas.
Hoy en día, el Aeropuerto Internacional de Punta Cana recibe a más de 10 millones de visitantes al año, posicionando a esta región como uno de los motores económicos del país.
Sin embargo, lo más destacado de la visión de Rainieri no es solo el turismo, sino su compromiso con el medio ambiente. Desde el inicio, estableció reglas para proteger la naturaleza, como limitar la altura de las construcciones a la de una palmera. Esto asegura que los hoteles y viviendas estén integrados con el entorno natural.
Además, Rainieri creó una fundación para cuidar los ecosistemas locales, proteger las playas y reciclar el agua. Su objetivo siempre ha sido demostrar que el turismo y la naturaleza pueden convivir en armonía. Gracias a su liderazgo, Punta Cana se ha convertido en un modelo de desarrollo sostenible que inspira a otros destinos en el mundo.
Rainieri también tiene un fuerte compromiso con la comunidad. Cuando comenzó su proyecto, solo había 52 familias viviendo en la zona.
Hoy, más de 200,000 personas trabajan en actividades relacionadas con el turismo en Punta Cana. Frank y su esposa, Aid, siempre han inculcado valores como la humildad y el trabajo duro en sus hijos y en quienes trabajan con ellos.
Su historia es un ejemplo de cómo los sueños, combinados con esfuerzo y perseverancia, pueden cambiar no solo una región, sino la vida de miles de personas. Para Frank Rainieri, el éxito no se mide solo en números, sino en el impacto positivo que su proyecto ha tenido en la República Dominicana.