Yosper.- El impacto del cambio climático en la aviación se ha convertido en una preocupación creciente para aerolíneas y pasajeros.
Un fenómeno antes esporádico, como la turbulencia severa, ha aumentado un 55% en los últimos 45 años, según datos de NBC News.
Esta tendencia, ligada a cambios en la corriente en chorro, ha generado vuelos más inestables y un mayor riesgo de incidentes a bordo.
El aumento de la turbulencia está relacionado con los cambios en la corriente en chorro, un flujo de aire que mantiene la estabilidad de los vuelos.
Las variaciones bruscas de velocidad y dirección en estos vientos generan ondas de aire que intensifican los movimientos del avión.
Según el meteorólogo John Morales, los vuelos en contra de la corriente en chorro pueden sufrir retrasos de hasta 15 minutos adicionales, lo que aumenta los costos operativos y el consumo de combustible.
Esta situación ya ha causado incidentes graves. En noviembre de 2024, un vuelo de American Airlines atravesó una turbulencia severa que obligó a realizar un aterrizaje de emergencia, dejando varios pasajeros afectados.
En otro caso, un vuelo de Air Canada en octubre experimentó un episodio extremo que lanzó a pasajeros contra el techo de la cabina y generó lesiones.
Ante este desafío, la industria aérea busca soluciones. La NASA ha desarrollado sensores avanzados para anticipar turbulencias con mayor precisión.
Las aerolíneas están invirtiendo en sistemas meteorológicos de última generación para mejorar la seguridad de los vuelos.
También analizan modificar rutas para evitar zonas de alta turbulencia, aunque esto podría alargar los trayectos y aumentar el impacto ambiental.
Especialistas advierten que, sin reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, la situación seguirá empeorando.
«Hasta que no se enfrente el problema del cambio climático, las turbulencias seguirán aumentando», enfatizó Morales.
Para los pasajeros, las recomendaciones son claras: mantener el cinturón de seguridad abrochado durante todo el vuelo, elegir asientos cerca de las alas y seguir las indicaciones de la tripulación.
Además, es clave evitar levantarse innecesariamente y asegurar el equipaje de mano para reducir riesgos en caso de movimientos bruscos.
El cambio climático no solo está afectando la estabilidad de los vuelos, sino que podría transformar la manera en que se diseñan los aviones.
Las aerolíneas trabajan en aeronaves más resistentes y en combustibles sostenibles, aunque su implementación a gran escala aún tomará tiempo.
Con un futuro aéreo cada vez más inestable, la adaptación y la innovación serán fundamentales para garantizar vuelos seguros y eficientes en medio de un clima impredecible.