Yosper | Santo Domingo, República Dominicana –Entre los escombros del colapso en la discoteca Jet Set y el bullicio de la avenida 27 de Febrero, un joven dominicano ha emergido como símbolo de valor silencioso y entrega sin condiciones. Sus actos, separados por contextos distintos pero unidos por el instinto de salvar vidas, han captado la atención del país entero.
Fue en la madrugada del martes 8 de abril cuando el techo del emblemático centro nocturno Jet Set se desplomó, dejando una escena de confusión, llanto y oscuridad.

En medio de esa catástrofe, la periodista venezolana Elianta Quintero fue una de las sobrevivientes gracias a la rápida acción de este joven, quien logró sacarla del lugar mientras la estructura seguía cediendo. Su rescate fue descrito por testigos como milagroso y valiente, un momento donde cada segundo contaba.
Lo más impactante es que ese mismo joven ya había sido protagonista de otra hazaña semanas atrás, cuando evitó que una mujer se lanzara del puente elevado de la 27 de Febrero con Máximo Gómez.
En ese episodio, intervino sin vacilar, sujetándola antes de que pudiera concretar la acción y evitando lo que pudo ser una tragedia personal y colectiva.
Ambos hechos se han viralizado en redes sociales, donde miles de dominicanos han coincidido en que actos como estos merecen algo más que aplausos: merecen reconocimiento institucional.
Aunque su identidad se mantiene bajo reserva, su figura se ha convertido en un símbolo de esperanza y de humanidad activa, esa que se expresa con hechos y no con discursos.

Organizaciones de la sociedad civil, comunicadores y ciudadanos ya están solicitando que el joven sea distinguido públicamente, no solo por lo que hizo, sino por lo que representa: una juventud que se involucra, que actúa, que no se cruza de brazos ante el sufrimiento ajeno.