Yosper, Santo Domingo, República Dominicana — Aquel lunes parecía un servicio más en su hoja de ruta, pero terminó siendo su último llamado.
Garber Silvestre Araujo, sargento mayor de la Policía Nacional y escolta personal del exlanzador de Grandes Ligas Pedro Martínez, perdió la vida en el colapso del techo del Jet Set Club mientras cumplía una encomienda que le fue asignada esa misma noche: escoltar a un grupo de invitados del pelotero al concierto del merenguero Rubby Pérez.
Con apenas 35 años, Garber era padre de tres hijos y un profesional en ascenso dentro del cuerpo policial. Acababa de recibir su ascenso a sargento mayor y esa noche acompañaba a los visitantes en calidad de seguridad, un encargo directo del propio Pedro Martínez.
Su tía, Clarimel Lara Araujo, explicó que “Pedro le pidió que los llevara a esa fiesta. Y él, como siempre, cumplió con responsabilidad”.

La familia comenzó a sospechar cuando Garber no regresó a casa. Una prima desde el extranjero alertó sobre su ausencia y, tras varios intentos fallidos de comunicación, se encendieron las alarmas.
Su esposa, acostumbrada a los horarios de trabajo, no notó nada extraño hasta la mañana siguiente. “Cuando se levantó y vio que Garber no estaba, se preocupó. Él le había dicho que iba a trabajar esa noche”, explicó su tía.
Los días siguientes fueron un calvario de espera y silencio. Su madre, Patria Ivelisse Araujo, revivió entre sollozos las más de 96 horas de incertidumbre hasta recibir el cuerpo. “

Nunca lo vimos. Solo lo trajeron y en minutos lo llevaron. No pude despedirme, no vi su rostro, no vi su ataúd”, lamentó con un nudo en la garganta. La falta de ese último adiós se convirtió en una herida imposible de cerrar.
Un altar familiar con su retrato y los adornos de su último cumpleaños mantienen viva su presencia en el hogar. A pesar del dolor, su familia aún no ha tenido el valor de visitar el lugar de la tragedia.
“Para nosotros no es tan fácil como para los demás. Nosotros perdimos a alguien ahí”, sostuvo Clarimel, reflejando el peso de la ausencia.

Han tomado acciones legales, convencidos de que el desplome fue consecuencia de una grave negligencia. “Sabían que esa estructura estaba en peligro, pero eligieron seguir adelante por el dinero. No se cuidaron vidas”, denunció la familia, que se prepara para una batalla legal.
Garber era el segundo de tres hermanos, un hombre comprometido con su labor y su familia. Su partida en medio de un encargo profesional dejó a su entorno en shock y al país con una historia más que contar sobre la noche que marcó a la emblemática discoteca Jet Set y a decenas de familias para siempre.